Escribe: Antonio Romero Reyes
FOTO: Juvenal Luna |
Mucho se viene debatiendo sobre las virtudes y defectos de la candidata a la Alcaldía de Lima Metropolitana, la sra. Susana Villarán, como lo hacen personajes conocidos que la defienden (ej.: Jaime Bayly; Pedro Salinas) o la atacan febrilmente (Cecilia Valenzuela; Aldo Mariátegui) en sus medios de comunicación. Ese debate público en torno a la persona conlleva a la separación del individuo -una destacada mujer en este caso- de la organización que la respalda (Fuerza Social) y sus planteamientos políticos. Incluso comentarios como los de César Hildebrandt ("4 preguntas para decidir el voto") van en ese sentido, a pesar de él. El ambiente electoral que se vive es tal que, en las próximas elecciones municipales (y posiblemente en las presidenciales del 2011), la mayoría de la población votará por rostros sonrientes y gente que le “cae bien”, antes que por planteamientos consistentes. Pero en el caso de los críticos, cuando se contextualiza al personaje –objeto de comentarios— dentro de un abordaje propiamente político, es para achacarle el "error" que cometió -para esos críticos- por haberse aliado con un partido como "Patria Roja" (PR) a través de una nomenclatura creada por este (el Movimiento Nueva Izquierda, MNI), descalificado y demonizado por la derecha mediática, así como por encargo gubernamental.
Sacado Kouri de la competencia, no por motivos éticos y razones de "limpieza moral" sino por formalismos legales, que nadie esperaba, quedó Lourdes Flores la "candidata eterna" de la derecha y centro-derecha. El problema fue que las revelaciones periodísticas, sobre sus vínculos por "servicios profesionales" con un personaje que está siendo investigado por narcotráfico, ocasionaron la fisura del frente de derecha. Había dejado de ser la candidata de consenso que sucediera a Kouri. Allí están para ratificarlo el cruce de palabras de grueso calibre, intercambiadas entre ella y Alan García, pero que este último se encargó de restañar en recientes declaraciones mostrando abiertamente su “favoritismo” hacia Flores Nano; cortesía que esta agradeció, indicando con ello que en esta derecha todo se arregla con “buenas palabras”. Sin embargo, es más interesante observar el traslado de intenciones de voto, así como de preferencias electorales de los votantes potanciales, de Kouri hacia Villarán y no hacia Flores Nano como cabría esperar con cierta lógica. Resultados de una encuesta difundidos en estos días dan cuenta de un repunte del 15% de la candidata Villarán, en solo un mes, colocándola en segundo lugar con el 27% de las preferencias y a solo 6 puntos de distancia de Flores Nano. Este hecho muestra que cualquier expectativa basada en la pura lógica se mueve en el aire, en pura especulación. El cargamontón contra Villarán persiste, y lo hacen incisivamente por su flanco aparentemente más vulnerable: la alianza, más pragmática que política, con "Patria Roja", para azuzar el susto de sus potenciales electores con el cuco del "terrorismo"; incluso recurriendo a la demonización de los "símbolos" de izquierda (saludar con el brazo en alto y la mano haciendo puño), simplemente porque de ese símbolo hay también imágenes de un oscuro personaje como Abimael Guzmán y los seguidores de Sendero Luminoso en sus mejores tiempos (los años violentos vividos por el Perú en los últimos decenios del s. XX).
Sacado Kouri de la competencia, no por motivos éticos y razones de "limpieza moral" sino por formalismos legales, que nadie esperaba, quedó Lourdes Flores la "candidata eterna" de la derecha y centro-derecha. El problema fue que las revelaciones periodísticas, sobre sus vínculos por "servicios profesionales" con un personaje que está siendo investigado por narcotráfico, ocasionaron la fisura del frente de derecha. Había dejado de ser la candidata de consenso que sucediera a Kouri. Allí están para ratificarlo el cruce de palabras de grueso calibre, intercambiadas entre ella y Alan García, pero que este último se encargó de restañar en recientes declaraciones mostrando abiertamente su “favoritismo” hacia Flores Nano; cortesía que esta agradeció, indicando con ello que en esta derecha todo se arregla con “buenas palabras”. Sin embargo, es más interesante observar el traslado de intenciones de voto, así como de preferencias electorales de los votantes potanciales, de Kouri hacia Villarán y no hacia Flores Nano como cabría esperar con cierta lógica. Resultados de una encuesta difundidos en estos días dan cuenta de un repunte del 15% de la candidata Villarán, en solo un mes, colocándola en segundo lugar con el 27% de las preferencias y a solo 6 puntos de distancia de Flores Nano. Este hecho muestra que cualquier expectativa basada en la pura lógica se mueve en el aire, en pura especulación. El cargamontón contra Villarán persiste, y lo hacen incisivamente por su flanco aparentemente más vulnerable: la alianza, más pragmática que política, con "Patria Roja", para azuzar el susto de sus potenciales electores con el cuco del "terrorismo"; incluso recurriendo a la demonización de los "símbolos" de izquierda (saludar con el brazo en alto y la mano haciendo puño), simplemente porque de ese símbolo hay también imágenes de un oscuro personaje como Abimael Guzmán y los seguidores de Sendero Luminoso en sus mejores tiempos (los años violentos vividos por el Perú en los últimos decenios del s. XX).
De eso se han dado cuenta, de manera inteligente (y no es menos importante decirlo) personajes mediáticos como Jaime Bayly, Pedro Salinas y otros. También César Hildebrandt. ¿A qué se debe entonces el interés de un sector del periodismo -el menos rancio y cavernario, más "progresista"- por catapultar a Susana Villarán como una figura política de alcance nacional, y no solo electoralmente hablando? Hay el reconocimiento implícito de que a la derecha criolla se le acabaron las personalidades políticas de talla; también las ideas. Alan García es lo último que les queda, pero ya todos saben qué intereses defiende o promueve y a quiénes representa. La nueva camada de dirigentes que han surgido desde ese espacio político, algunos de los cuales son candidatos a alcalde, creció y maduró influenciada por el contexto histórico y social que vivió el Perú en los años del fujimorato. Esencialmente, son gente pragmática en política cuyas decisiones son orientadas por el tecnocratismo económico. Ven la política a través de las anteojeras "universalistas" que rigen en la economía académica. En este sentido, cualquier visión que pudieran elaborar sobre los procesos sociales y el cambio estructural está en función primeramente de la propiedad, las inversiones y los mercados, en este orden, así como del "progreso" material que la concreción de estos "universales" supuestamente traerá en términos del desarrollo capitalista del país. El pensamiento que expresaría a esta nueva generación de dirigentes y líderes lo podemos representar en la siguiente frase, pronunciada más o menos así en un debate televisivo: "gobernar la economía con mano derecha y atender a lo social con la mano izquierda". La economía, enajenada por el neoliberalismo de cualquier control político democrático (que no debe confundirse fácilmente con el estatismo), pero además de cualquier exigencia de democratización social (concerniente al trabajo, los recursos y productos, los derechos de propiedad, entre otros) es la "novedad" filosófica contenida en esa manera de pensar posmoderna. En el fondo, y en el terreno de la discusión política, constituye más bien una de las formas en que se manifiesta la colonialidad del saber.
Pocos se han percatado del mensaje que solo se aprecia entrelíneas. Si la derecha programática persiste, en los próximos años y décadas, en imponer (electoralmente hablando) a personajes como García, y a toda camarilla corrompida con la que estos líderes políticos suelen rodearse, tiene asegurada la profundización del "malestar" social de las masas y muchos "baguazos" sin que estas rebeldías lleven al país a ninguna revolución, ni se tumben al gobernante que tengan al frente, pero igualmente serán satanizadas y duramente reprimidas. Nadie dentro de esa derecha, tal como es hoy y en proyección, reúne los atributos necesarios para conducir al Perú por los cauces de una suerte de liberalismo social, de centro-izquierda. Este es justamente el reclamo del mensaje lanzado sutilmente, casi imperceptiblemente, por el periodismo más "progre", aun cuando este sector del periodismo (lo cual dudamos) no haya sido conciente de las implicaciones políticas de sus palabras. Liberalismo social, en el Perú, quiere decir la promoción y el acceso sin restricciones burocráticas a la libertad de empresa, al crédito y otros recursos "escasos", especialmente entre los sectores populares "emergentes" y "emprendedores"; significa también la democratización del capitalismo "salvaje", de hechura neoliberal, haciéndolo redistributivo; y, en lo político, implica la capacidad para poder gobernar con el consenso de fuerzas disímiles y heterogéneas (sobre esto último recuérdese el gobierno de transición de Valentín Paniagua, de muy corta duración, debido a la coyuntura excepcional que representó la caída de Fujimori y su régimen). Ni los sres. Pedro Pablo Kuczynski ni Alejandro Toledo están en condiciones de reclamar para sí las cualidades y calificaciones -sobre todo éticas- que los pudiesen asimilar a propuestas de centro-izquierda, pues sabemos como se comportaron con el poder que ejercieron (uno como ministro y el otro como presidente).
La derecha ideológica –como la que se manifiesta en la opinión de Mario Vargas Llosa— quiere, exige y demanda la presencia de una “izquierda democrática”; porque el espacio de centro-izquierda, en el Perú, carece de un actor político que lo represente, y que le haga el necesario contrapeso al hegemonismo neoliberal en los asuntos públicos y de la gobernanza en general, donde primen las buenas maneras y las formas democráticas. Los principales referentes de los promotores de esa “izquierda moderna” son la Convergencia chilena que llevó a la presidencia de Chile a Michel Bachelet; o la experiencia ganada desde los niveles de gobierno municipal del Frente Amplio en Uruguay, con el liderazgo de Tavaré Vásquez. En otras palabras, tal como ha ocurrido en esos países-modelo, lo que se desea es una izquierda castrada de cualquier viso de socialismo transformador y sin pretensiones revolucionarias, y además se asimile a los cánones formalmente democráticos con que opera el capital como relación de poder. Allí radica el sentido de la frase: “socialismo democrático”. ¿Se prestará a ese juego la sra. Susana Villarán y su Frente Social, PR incluido? Sea ella o cualquier otra fuerza política, es indudable que la derecha busca a su “izquierda”.
Per contra, nosotros sostenemos que la refundación de la izquierda en el Perú, más aun de una tradición socialista en el país –truncada esta última tras el deceso de José Carlos Mariátegui—, para que sea auténtica, tiene que nacer y estar arraigada desde abajo, en los propios sectores populares. La potencialidad de esta apuesta estratégica conlleva un verdadero “cambio radical” (un giro completo) con respecto a lo que ha sido la forma tradicional de relacionarse con dichos sectores y construir organización política, generalmente de manera vertical (el partido-vanguardia y la “conciencia de clase” como exterioridades impuestas sin atender necesariamente a los intereses y aspiraciones sociales reales). Decimos esto porque la lucha por cambiar y transformar tiene que darse desde el interior, no del exterior, del sistema.
No creemos que los sectores populares sean “puros y perfectos” como suele suponer el liberalismo ingenuo con respecto a la economía de mercado, más aun ahora que se resalta y viene agitando a los cuatro vientos el emprendedurismo de esos mismos sectores populares. El entusiasmo por la evidencia lleva fácil e inmediatamente a que el fenómeno sea asimilado y fundido con la idea de “progreso”. Debería haber un debate más de fondo de estas cuestiones.
La apuesta que hacemos implica que los mismos sectores populares sean los sujetos, y por ende dejen de ser objeto, de la construcción de alternativas. ¿Lo entenderán alguna vez? Esto tampoco se resuelve con pragmatismo puro. La “batalla por Lima” tiene entonces unas connotaciones más complejas y profundas de lo que a simple vista permite la mirada coyuntural y electoral en torno a quién resultaría ganando.
Lima, 9 de septiembre 2010
------------------------------------------------------1/ Aldo Mariátegui es director del diario Correo, neoliberal recalcitrante y considerado “inteligentísimo” por un admirador suyo (Jaime Bayly dixit en uno de sus programas de televisión); su estilo de escritura es habitualmente desenfadado a la vez que arrogante y autoritario cuando lo hace derrochando bilis (por lo general, diariamente), para el deleite de sus lectores. A los lectores de ALAI, y quienes lo desconocen, les ofrecemos aquí solo dos pequeñísimas perlas que trasuntan el pensamiento de este adalid del nihilismo criollo más rancio, vulgar y deleznable. Con ocasión de la expulsión del país de religiosos extranjeros tildados de agitadores: “Hace muy bien el gobierno en ponerse de una vez enérgico con estos curas extranjeros que se dedican a agitar a las poblaciones rurales provincianas. El país les ha dado permiso de residir aquí a fin de que realicen sus actividades religiosas, no para que vengan a joder. Estos extremistas abusan del poder que genera su investidura casi mágica ante masas ignorantes y le echan gasolina al conflicto en lugar de buscar el apaciguamiento y el diálogo.” (Correo, 5 de julio). Sus opiniones más incisivas se han concentrado últimamente en Susana Villarán. Así, “Votar por Susana Villarán es meter a toda su collera de las ONG rojas y caviares a la municipalidad para que la sangren con sus inútiles y múltiples ‘consultorías’ y capturen el aparato administrativo. [...] Votar por Villarán es resucitar a un agonizante rojerío retrógrado camuflado bajo una piel de oveja de ‘tía bacán’. ¡No seamos boludos!” (Correo, 23 de agosto).
2/ Luis Castañeda, el actual acalde metropolitano, anunció hace pocos días que renunciará al cargo el próximo 10 de octubre, para poder convertirse en postulante presidencial con 6 meses de anticipación, como estipula la ley.
3/ “La candidata pepecista a la alcaldía de Lima, Lourdes Flores, reiteró que quien gane la alcaldía debe convertirse en una aliada democrática del gobierno y agradeció las declaraciones del presidente Alan García, quien le ofreció su respaldo en caso gane los comicios del 3 de octubre...” La Primera, Lima, 8 de septiembre 2010, p. 4.
4/ Nos referimos a la «Encuesta de Opinión en Lima Metropolitana», realizada en el presente mes, del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica.
5/ “Los apristas no votarán por Lourdes Flores ni por Susana Villarán ni por algún otro candidato a la Municipalidad de Lima. Hemos acordado que el voto será en blanco y solo se elegirá para candidatos distritales.” Declaraciones de Mauricio Mulder, vocero de la bancada aprista en el Congreso, recogidas en diario16, Lima, 8 de septiembre 2010, p. 6.
6/ Patricio Salvatierra, “Panorama electoral en Lima Sur. Elegiremos nuestros verdugos por cuatro años más”. Voz Alta, Villa El Salvador, www.vozaltaperu.blogspot.com
7/ Bajo este contexto, disentimos también de la opinión respetable de un periodista de oposición y dilatada trayectoria como César Lévano: “Evidente es que la izquierda gana presencia con Susana Villarán. Puede ser el preludio de un fenómeno más amplio y ya previsible: el triunfo de la izquierda en la mayoría de las regiones (y la derrota abrumadora del APRA en todas).” La Primera, 8 de septiembre 2010, p. 2. Lévano lo ha dicho: “puede ser”.
8/ Boaventura de Souza Santos, Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología del Sur. Lima: Instituto Internacional de Derecho y Sociedad - Programa Democracia y Transformación Global, 2010, p. 55.
9/ “Pasado un siglo podemos decir que las negaciones de la democracia liberal –que hoy llamaríamos socialismo y fascismo— no enfrentan la democracia desde fuera, sino desde dentro. La democracia liberal está hoy vigente en casi todo el continente y es en su seno que las del fuerzas del socialismo y las fuerzas del fascismo se enfrentan. Las luchas de vocación o potencial socialista se manifiestan en los procesos de radicalización de la democracia; de la democracia participativa, comunitaria e intercultural; de la democratización del acceso a la tierra; de la redistribución de las rentas de explotación de los recursos naturales; de la promoción de alternativas de desarrollo, como son el buen vivir (el Sumak Kawsay o el Suma Qamaña); o de la negación de la separación entre sociedad y naturaleza, concebida como Madre tierra (Pachamama).” (de Souza Santos, op. cit., p. 56).
10/ Véase p. ej. el artículo de opinión de Julio Schiappa, “¿Qué pasa con Ollanta Humala?” En http://vozperuana.blogspot.com (17 de julio 2010)
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