jueves, 4 de noviembre de 2010

PERU LIBRE: A 20 AÑOS DE UN CRIMEN IMPUNE

 A 20 AÑOS DE UN CRIMEN IMPUNE

          FOTO AÑO 1964, ELEGIDO PRESIDENTE DE LA FEDERACION DE ESTUDIANTES



Aquel aciago 8 de junio de 1990, muy temprano, el vicerrector de la Universidad Nacional del Centro (UNCP), Jaime Cerrón Palomino, y su chofer, Armando Tapia, se despidieron de sus seres queridos, sin saber que sería el último día de sus vidas; vieron tal vez, un sol pálido, como cuando cae la tarde y señala un ocaso doloroso. Esa mañana serían secuestrados por uno de los comandos paramilitares que operaban en el primer gobierno aprista, y bárbaramente asesinados.


A la edad de 53 años, en pleno apogeo intelectual, Jaime Cerrón fue secuestrado, vilmente torturado y asesinado, por un comando paramilitar durante el primer gobierno aprista. Por crímenes como ese, la UNCP, es considerada por los organismos de derechos humanos como emblema de las masacres universitarias en Latinoamérica.


En las décadas de 1980 y 1990, la zona central del Perú se caracterizó por estar sitiada entre dos fuegos: el terrorismo subversivo y el terrorismo de Estado. El 8 de junio de 1990, en circunstancias que Jaime Cerrón se dirigía a sus labores de vicerrector, conducido por el chofer Armando Tapia, a las 7 de la mañana fueron interceptados a media cuadra de su domicilio por elementos de apariencia militar que actuaban dos a pie y el resto en una camioneta. Los que estaban a pie se acercaron a la camioneta de propiedad de la UNCP y obligaron a Cerrón a bajar, lo mismo que al chofer, introduciéndolos violentamente a ambos al vehículo de los secuestradores, que desapareció a gran velocidad con rumbo desconocido.


El suceso criminal repercutió en la opinión pública nacional e internacional. Un diario capitalino escribió en su edición del 24 de junio de 1990: “Equivocadamente las fuerzas del orden creen que están eliminado el foco ideológico de la subversión… Cerrón era un brillante profesor de Filosofía y Ciencias Sociales, tranquilo, con ideas progresistas, pero avocado por entero a su carrera académica. Era un académico por excelencia comentó el rector de dicho claustro universitario, Dr. Rodolfo Vizcardo”.


Frente a la sentida desaparición, la colectividad huancaína y especialmente los universitarios anunciaron una movilización para el 18 Junio 1990. En la desesperación por impedir este acto, el gobierno informó a un reportero el hallazgo de dos cadáveres en la localidad de Sincos, en un paraje denominado Tierra Blanca, en la provincia de Jauja.


En las fotografías tomadas al cadáver, el vicerrector aparece con los pies cercenados y con impactos de nueve balazos, dos de los cuales estaban en la cabeza. Los cuerpos fueron llevados a Huancayo, siendo velados en el Palacio Municipal y enterrados el 20 de junio en medio de un mar humano.


Asesinado por el gobierno
Cuando los periodistas interrogaban sobre quién podría ser el autor del crimen, la respuesta unánime del pueblo de Huancayo no podía ser otra que el gobierno de Alan García. Por haber sostenido esta afirmación la familia del vicerrector comenzó a ser víctima de amenazas por parte de las fuerzas represoras, siendo así que un reconocido diario huancaíno puso en primera plana: “Amenazan a viuda de vicerrector… Para acallar el esclarecimiento del crimen”.


La UNCP denunció el crimen, mediante su representante legal, ante la Fiscalía de la Nación y el ministerio Público, denuncia que no prosperó por la presión de las autoridades militares y la pusilanimidad de las judiciales. El crimen permanece hoy, después de 20 años, en la absoluta impunidad.


La extorsión
Los asesinos conminaron a la familia a entregar la suma de 20 millones de intis, para liberarar al secuestrado, pero sólo se pudo reunir 18. El dinero fue entregado el 12 de junio de 1990 por la esposa del vicerrector a José Lucén Torres en la agencia de transportes Jara. Lucén manifestó que era para el señor Castro, quien era militar en Ayacucho y primo del señor Santiago Jara (dueño de la empresa) y firmó un recibo dando fe de lo actuado. Años más tarde el caso fue denunciado ante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, pero la fiscalía nunca tuvo el interés en capturar a los autores de este asesinato ni en citar a Lucén Torres.
La Asamblea Universitaria del 27 de septiembre de 1990, declarada histórica por su presidente y rector Rodolfo Vizcardo, acordó denominar a la UNCP Jaime Cerrón Palomino. Según las actas de la asamblea, el Dr. Bullón Ames hizo una exposición sobre la labor académica del profesor Cerrón y resaltó sus cualidades; recordó pasajes de su vida y su condición de luchador social, y que todos lo recordábamos como ejemplo de profesional y calidad humana, y pidió que la idea del Tercio Estudiantil, sea aceptada por la asamblea para perennizar su nombre. Una vez terminada las fundamentaciones y teniendo en cuenta los memoriales presentados, la Asamblea Universitaria acordó lo planteado. Pero las presiones políticas y amenazas a las autoridades universitarias, frustran hasta ahora la ejecución de ese acuerdo.


El crimen de Jaime Cerrón no fue un caso aislado, fue parte de una política que el Estado implementó en el primer gobierno aprista, mediante sus grupos paramilitares (Escorpio y Rodrigo Franco). Así podemos recordar los asesinatos de los docentes Herminio Parra Rivera, el 1 de octubre de 1988; Ernesto Barriga del Barco, Luis Aguilar Romaní, el 18 de julio de 1989, y Roberto Aguirre Palomino, el 15 de octubre de 1990 y los secuestros de Víctor Raúl Lavado Olivera y Yofré López, etc., entre otros.


Origen humilde
Jaime Cerrón Palomino (1937-1990) era de extracción campesina, pues nació en el distrito de Santiago León de Chongos Bajo (Huancayo), un 24 de Junio de 1937. Al culminar la Educación primaria en su tierra natal migra hacia la ciudad de Huancayo donde trabaja como secretario en la Corte Superior de Justicia de Junín y llega a ser en 1961 Escribano de Estado y solventa parte de sus estudios secundarios hasta obtener el título de Contador Mercantil.

En 1960 ingresó a la Facultad de Educación de la Universidad Comunal del Perú, fundada un año antes en Huancayo. Según el historiador Gilberto Torpoco, “Jaime como estudiante llegó como un hombre muy modesto en su forma de actuar, ser y hasta de vestir. Nunca negó su extracción social ni su tierra. Tenía capacidad de convencimiento, ingresaba de aula en aula y todos los cachimbos le teníamos una enorme confianza. Nunca pasó por nuestra mente que quisiera sorprendernos o utilizarnos. Su triunfo en las elecciones para secretario general del Centro Federado fue arrasador. Jaime fue admirado y querido, y, evidentemente, para sus contrincantes constituía un peligro. Esa fue su vida de estudiante… Se identificó con las comunidades, ejerció la docencia ad honorem en alguna de ellas, luego enseñaría en el Colegio Nacional José Gálvez Egúsquiza y la Gran Unidad Escolar Santa Isabel. Por sus cualidades llegó rápidamente a la cátedra y fue admirado por profesores y alumnos. Jaime escaló paso a paso”.


Durante el ejercicio de los cargos estudiantiles (secretario general del Centro Federado de Educación, secretario de organización de la Federación de Estudiantes y presidente de la Federación de Estudiantes), hizo muchos méritos, siendo el más resaltante el haber organizado, junto a Fernando Romero, la marcha de sacrificio a Lima en busca de la ansiada nacionalización de la Universidad Comunal, la misma que, tras una escritura pública clandestina, había devenido en propiedad privada con derecho a herencia a favor de Ramiro Prialé, Pulgar Vidal, Jesús Véliz, César Solís y otros allegados apristas.


Egresa de la UNCP, logrando el título de Profesor de Educación, Especialidad de Filosofía y Ciencias Sociales. Inicia la docencia en el Colegio Comunal Amauta de Ahuac y posteriormente en diversos colegios de la ciudad de Huancayo.


Luego se consolidaría como líder magisterial y luchó con atrevido énfasis en busca de las reivindicaciones económicas, culturales y políticas del magisterio. Estaba adscrito al Sindicato Regional de Profesores de Educación Secundaria Común (Sirpesco)-III Región, que agrupaba a los profesores de los departamentos de Ayacucho, Huancavelica, Junín, Pasco y Huánuco.


Cerrón se convirtió en 1969 en secretario general del Sirpesco-III Región, elegido en el III Congreso Regional, realizado en Huancayo. En medio de una pugna interna e del magisterio entre los sectores apristas e izquierdistas, Jaime Cerrón Palomino salió elegido por mayoría, representando al sector clasista del profesorado. Participó de esta agrupación sindical al lado de Julio Armacanqui Flores y como dirigente magisterial buscó la unidad del magisterio orientando esta posición al interior de las bases. Esta tendencia coadyuvó posteriormente al surgimiento del Sutep. Jaime Cerrón se situó en la tendencia de izquierda y consecuentemente tuvo como enemigo principal en el plano sindical al APRA.


Docencia y autoridad universitaria
Ingresa a la docencia en la Facultad de Educación: “Al ejercer la cátedra logra un dominio magnífico de la docencia y es así como trasmitió a sus cientos de discípulos los conocimientos que adquiría continuamente, con sencillez y claridad admirable. No fue un profesor común y corriente sino un verdadero maestro porque inculcaba un análisis crítico de cuanto tema trataba. Era sencillo y justo. Causaba admiración su asombrosa memoria para recordar hechos y personajes y su sensibilidad social que lo identificó plenamente con el pueblo. Sus obras así lo demuestran y lamentablemente deja trabajos de investigación inconclusos, los mismos que hubieran esclarecido puntos oscuros en nuestra historia”, manifiesta un ex alumno.


Fue director del Programa Académico de Educación, Director Universitario de Bienestar Estudiantil, decano de la Facultad de Pedagogía y Humanidades y vicerrector Académico de la UNCP. Póstumamente, mediante Resolución Nº 1308-91-CU, mereció el reconocimiento de Rector.


Su obra más importante se ubica en el campo de la filosofía y la Educación y han quedado resumidas en los libros La Filosofía Materialista Dialéctica, Corrientes Filosóficas I (De la Filosofía Oriental a la Helenística), Corrientes Filosóficas II (De Bacon a Hegel), Leyes del Desarrollo Social, Filosofía Moderna y Contemporánea (Positivismo y Pragmatismo), Historia de las Ideas en el Perú Contemporáneo, Historia y Filosofía de la Educación en el Peruana, Historia y Filosofía de la Educación Universal y Filosofía de las Sociedades Capitalistas.


“En ningún momento, las clases superiores se han preocupado por diseñar una cultura propia no imitadora, nadie ha meditado acerca de cómo debe la Educación conducir a la felicidad del pueblo, ni se ha preguntado cómo debe ser la sociedad peruana, los recursos que debe adquirir o los remedios que debe aplicar”, escribió Cerrón Palomino